LA INVENCIÓN DEL RELOJ (LA DIVISIÓN DEL DÍA POR LAS HORAS)

¿Usamos el reloj para sistematizar y controlar nuestra rutina, pero usted ya pensó en cómo nuestros antepasados organizaban su día antes de la invención de ese aparato?

El control del tiempo en 24 horas diarias comenzó a realizarse en Babilonia. A partir de la definición del «mediodía», observando el movimiento de la sombra provocada por el Sol, los babilonios descubrieron que había un momento en que la estrella quedaba en el cielo, sin proyectar sombras hacia los lados. El resto de la trayectoria de la sombra fue dividida en 12 partes, seis antes del mediodía, lo que era considerado «la mañana», y seis después, la «tarde». Las doce horas restantes representaban la «noche». Para marcar ese sistema, los babilónicos crearon el reloj de sol, que era hecho a partir de un mástil fijado en el suelo, que proyectaba la sombra del Sol en una escala semicircular dibujada en el suelo.

El «12» fue elegido por ser un submúltiple de 60, que era la base del sistema matemático babilónico. El reloj mecánico sólo surgió en el siglo 14, pero antes de esa invención aún existieron los relojes de agua, donde un recipiente de agua se vaciaba en un caudal controlado, moviendo un mostrador, o clepsidra, además del reloj de arena. Alrededor del siglo 16, Galileo Galilei descubrió las leyes que rigen las oscilaciones pendulares, lo que representó una gran conquista en la división del día en horas, sustituyendo el foliote.

Los primeros relojes portátiles surgieron en el siglo 15, pero sólo mostraban las horas. El recuento de los minutos sólo surgió hacia el siglo 17. Y fue Santos Dumont el responsable de la creación del reloj de pulsera. La idea surgió por la dificultad de manipular el reloj de cuerda. Dumont entonces pidió al relojero Louis Cartier para que creara una pulsera de cuero para prender el reloj.